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La física de Empedocles

Actualizado: 3 dic 2020

Análisis detallado de los puntos centrales de la filosofía de la naturaleza de Empedocles de Agrigento


EL RETO DE PARMÉNIDES

Para comprender las bases de la filosofía de la naturaleza de Empédocles hemos de prestar primero atención al impacto que tuvo sobre su pensamiento, en primer lugar, la antigua física milesia y, en segundo, la propuesta de Parménides.

Empédocles siguió la senda del materialismo más estricto pero asimiló al mismo tiempo varias de las ideas estructurales de la propuesta de Parménides que fueron incorporadas a su nueva física, dando lugar a una teoría mixta de enorme importancia para el ulterior desarrollo del pensamiento occidental. Así, Empédocles fue el autor del primer intento de conciliación entre las dos visiones anteriores del mundo, entre las dos grandes teorías físicas que, desde la filosofía, se habían planteado en la primera fase del pensamiento presocrático.

 

Antes de continuar con nuestro estudio de la física de Empédocles, si estás interesado en este apasionante periodo de la historia de la filosofía -la etapa presocrática- te recomendamos estos dos magníficos cursos online que abordan, desde un punto de vista académico riguroso, la totalidad de los autores que componen el periodo, desde Tales hasta los albores del periodo clásico con Demócrito.


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En la primera fase de la filosofía presocrática se había desarrollado la concepción milesia del cosmos que entendía la naturaleza como una tormenta dinámica de movimiento y cambio en la que todo lo existente estaba hecho de una materia vibrante que, incansablemente, se trasnformaba a parir de una forma primordial – sea esta el agua, el apeiron o el aire- en los diversos y variados tipos de sustancias que vemos en la naturaleza, una visión, por tanto, en la que la pluralidad y la mutación eran los rasgos fundamentales de la realidad.

Por el otro lado, teníamos la impactante y extraña visión de la realidad propuesta por Parménides de Elea quien había sostenido que, dado que el cambio no puede ser comprendido racionalmente ni expresado desde un punto de vista lógico, éste debe ser considerado sólo como una ilusión de nuestros sentidos. En la realidad mostrada por la razón en su uso puro, en la vía de la verdad revelada por la diosa ,se comprende que la aparente pluralidad que nos rodea es, en verdad, un todo unitario, inmóvil y estable, un único ser eterno en el que la diversidad y el movimiento son inexistentes.

La de Parménides es una visión extraña pero, en realidad, no tan complicada porque está basada en una idea lógica sencilla. Nada puede surgir de la nada. Es decir, a todos nos es fácil comprender que comprendemos que si tenemos un espacio carente de cualquier tipo de materia, fuerza, temperatura, un espacio absolutamente bvacío en el que literalmente no hay nada, no podemos esperar que allí ocurra nada ni surja nada. De la nada, nada surge. Eso lo tenemos claro y es algo tan simple que no hay mucho que vcomprender.

Bien pero si ello es así, de una sustancia determinada, pongamos el agua que tiene sus propiedades específicas y definidas, no puede surgir, no puede nacer, no puede formarse de ella otra sustancia tan radicalmente diferente como el fuego. De algo que no es fuego no puede surgir fuego.

¿Por qué? Porque en el agua no hay nada que se parezca al fuego, es decir, en las propiedades del agua no hay ninguna que coincida con las que tiene el fuego. Pero si ello es así entonces tendríamos que aceptar que las propiedades del fuego han salido literalmente de la nada. Si en el agua no estaban y de pronto han aparecido, entonces han surgido de la nada… y de la nada, nada puede surgir. Este absurdo, este hecho imposible es el que revelaba la filosofía de Parménides. Un hecho, que al ser extrapolado revelaba que en realdiad todos los tipos de cambios eran imposibles.

Así, por tanto, en los tiempos en los que Empédocles se disponía, como todo buen filósofo, a proponer su propia teoría, teníamos sobre la mesa dos concepciones de la física.

Una que entendía la realidad como nautraleza, naturaleza, es decir como un sistema material, dinámico, en onstante transformación y formado por una pluralidad de sustancias diferentes



EL VALOR DE LOS SENTIDOS, UNA NUEVA POSTURA INTERMEDIA

Estas dos visiones del cosmos, como podemos ver, estaban directamente relacionadas con dos posiciones epistemológicas completamente en frentadas. Con dos teorías sobre cómo adquiri el conocimiento acerca de lo natural, totalmente diferentes.

Para los milesios el movimiento existe porque los sentidos son el canal privilegiado, la fuente más fiable para el conocimiento de la realidad. Si nuestros ojos nos dicen que las cosas de mueven, si nuestra piel siente el cambio de temperatura…etc entonces hay cambio y hay transformación.

En cambio, para Parménides es la razón en su uso teórico y su herramienta principal la que prima, la lógica. De tal forma que si formalmente, si lógicamente no podemos explicar el movimiento, entonces éste no existe. Es algo parecido a lo que decía Pitágoras, si la mente nos dice qur todo está hecho de números, por mucho que no los veamos con nuestros sentidos, lo que dice la mente es más real que lo que dice el cuerpo. Empédocles, sin embargo, se colocó en una posición media entre ambos extremos.

Empédolces tomó de los milesios la tesis de una naturaleza cambiante y plural, pero también aceptó de Parménides la idea de que ciertamente no es posible el paso del no-ser al ser. De que es cierto que resulta absolutamente imposible que una sustancia se trasnforme en otra sin más. ¿Cómo era esto posible? Parecen dos posiciones absolutamente inconciliables… cómo se puede tomar lo más importante de la física milesia y lo más importante de la propuesta de parméndies e intentar crear una nueva filosofía de la naturaleza. A primera vista parece un absurdo.

Sin embargo, una de las cosas que caracterizan a los buenos filósofos es la capacidad de reconocer las buenas ideas de sus antecesores. Un rasgo que implica automáticamente una gran responsabilidad para su pensamiento ya que, aquello que consideramos correcto, bien pensado, debe inciortporatse de alguna manera a neustrs propuesta.

Tanta razón había en la evidencia del movimiento como en el absurdo de pretender sacar propiedades de donde no las hay.

El rechazo del cambio natural propuesto por Parménides estaba bien a primera vista, pero a largo plazes insostenible ya que los seres humanos en el día a día, cotidianamente, nos relacionamos con él, lo padecemos, vivimos en él. Igualmente evitar el problema de cómo diablos explicar por cómo se han formado estructuras y sustancias tan complejas y distintas como un cristal de cuarzo, una hoja de castaño, o una gota de agua tampoco era algo que, como pretendía Tales y ss seguidores, nos podíamos quitar de encima con un proceso definido muy por encima, explicado pobremente, y que era más magia que otra cosa.

Si tu partes del agua para explicarlo todo estás obligado a señalar paso por paso, detalle a detalle cómo el agua se convierte en plomo, nube, aceite de oliva o el iris de mis ojos. Por ello, Empédocles vio que ambas teorías tenían virtudes y defectos, de ahí que era imprescindible rediseñar una nueva filosofía de lanaturaleza capaz de explicar el cambio y el movimiento al mismo tiempo que e¡resoeta la imposibilidad del salto de la nada al ser.

Pero cómo… ¿se os ocurre alguna forma de salvar este abismo? ¿Cómo lograr la cuadratura del círculo para seguir avanzando en la historia de la física? Aaaaa… en seguida lo veremos y en seguida conprenderemos por que Empédocles es uno de los grandes genios de la historia de la filosofía.


LOS CUATRO ELEMENTOS

Pues bien.. ¿cómo se enfrentó Empédocles a este enorme reto? ¿Cómo hizo Empédocles para recuperar, para restaurar el cambio en la nueva física que se construiría a partir de él.

Es precisamente aquí, en el contexto de este problema, del problema de la recuperación del cambio donde vamos a poder ver la importancia y la brillantez de su filosofía de la naturaleza.

Así, atentos, a conciliación entre la estabilidad del ser y la variedad mutable de la materia que podemos observar a través de nuestros sentidos, es alcanzada por Empédocles mediante la propuesta de la siguiente tesis que reparte a cada bando, un ámbito de razón.

Nos dice Empédocles que si bien los objetos que nosotros podemos ver y tocar, incluidos nosotros mismos, que si bien todo los ejemplares de seres complejos de la naturaleza ciertamente nacen y mueren. Es decir, si bien es cierto que en cuanto individuos particulares, en cuanto ejemplares determinados de cada una de las especies, de las cosas que existen surgen y se descomponen a nuestros ojos humanos.

Si bien esto es cierto, todos ellos están conformados por un conjunto de elementos materiales simples que en sí mismos son eternos e inmutables.

Es decir, lo que nuestros sentidos captan a nuestro alrededor, lo que vemos y tocamos representa un conjunto de cosas que podemos denominar como cuerpos mixtos u objetos compuestos. Estos cuerpos mixtos que son los que nacen y mueren, los que sufren transformaciones, los que se degradad y modifican, están hechos a su vez de elementos simples indestructibles, inmutables, intransformales, eternos e indemnes.

Fijaros por tanto lo que acaba de hacer Empédocles, acaba de realizar una conciliación mediante una perspectiva relativa a la escala. En el nivel macroscópico que el ser humano puede experimentar hay cambio, hay mutación, pero en el nivel de lo microscópico todo está hecho de elementos inmutables.

De esta forma se mantiene la defensa del cambio milesio y, al mismo tiempo, se conservan gran parte de las características del ser de Parménides en estos conponentes básicos de la naturaleza llamados elementos…

Pero con un cambio importante: Empédocles cogió un hacha y partió en cuatro el ser íunico de parmédides, y afirmó la existencia de cuatro elementos imutables, eternos, incorruptibles como la base física de la realidad.

Estos cuatro elementos nos son conocidos a todos ya que fueron asimilados durante siglos, incluso milenios por occidente: fuego, aire, agua y tierra, clasificados así según su dendisad y ejemplificados por estos símbolos geométiricos que nos sirven para indicar su densidad.

Es decir, dependiendo de su densidad, los cuatro elementos conforman una naturaleza estratificada en la que la tierra, el elemento más pesado se encuentra en la región inferior, el agua por encima de ella, el aire sobre el agua y el fuego siempre tendiendo hacia arriba, todavía más ligero que el aire.

Pero si los cuatro elementos de Empédocles no se pueden transformar ¿Cómo diablos se produce la pluralidad que vemos? Si no son como el agua, el apeiron o el aire que por diversos procesos se transformaban en otras cosas… ¿cómo funcionan?

Manteniendo sus propiedades completasmente inalteradas, sin trasnformarse ni sufrir niguna modificación que implicara un paso lógicamente imposible del ser y del no ser, los cuatro elementos dan lugar a toda la variedad de sustancias que nos rodea mediante su mezcla según dinstintas proporciones y posiciones espaciales de unos respecto a otros.

Repitámoslo una vez más: todo lo que existe está hecho de 4 elementos inmutables. Lo que distingue un cuerpo mixto de otro, por ejemplo una rana de un cristal de cuarzo es el modo en el que en cada uno de ellos están mezclados los cuatro elementos.

La rana tiene más de uno y menos de otro en una proporción cuantitativa, en una cantidad precisa y, además, en ella las relaciones entre el fuego, el agua y el aire están colocadas espacialmente de un modo difetente.

El cuarzo tiene, a su vez una proporción disinta.




Esto no nos debe de sorprender en asboluto porque es una explicación tremendamente parecida a la lógia que sostiene nuestra física conremporánea ¿verdad?

Según la versión contemporánea de la física, todo lo que vemos, todo lo que podemos tocar, oler y sentir. Todo lo que existe es fruto de la combinación a nivel atómico De un conjunto de elementos químicos que están recogidos en nuestra tabla periódica.

Unos elementos que mantienen estables sus propiedades, pero que mezclados en lo que nosotros llamamos estructuras moleculares, es decir, en combinaciones complejas específicas de números de átomos determinados situados en posiciones específicas, dan lugar a sustancias, a compuestos químicos que revelan propiedades completamente diferentes a las de los átomos por sí solos.

Según nuestra química contemporánea todos y cada uno de los átomos de oxígeno e hidrógeno son iguales entre sí. Separados tienen todo tipo de cualidades, pero unidos de esta forma concreta dan lugar al agua, el maravilloso líquido que permite la vida en la tierra.

En este sentido, basándose en la misma lógica sencilla de cantidades y posiciones, Empédocles defiendió, por tanto,q ue es la mezcla de los elementos y no la transformación de unos en otros lo que explica la diversidad que encontramos en la naturaleza. Por fin había llegado el momento de temrinar con el dogma de la unidad de lo real. Con esa idea de que la apariencia es falsa y que en realidad todo se resume en una sola cosa. Con Empédocles empieza la era del plualismo. Comienza la era de la diversidad de la variedad, de lo múltiple y de lo diferente.

Estamos, por tanto, ante la teoría de un materialista estricto que sólo va a usar la proporción y la disposión espacial para explicar toda la realidad.Cantidad y posición bastan para explicarlo todo.



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