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El discóbolo de Mirón

Actualizado: 6 may 2019

Análisis de los rasgos fundamentales de una de las estatuas más paradigmáticas del Arte Griego: el lanzador de disco perteneciente al estilo severo creado por Mirón


A mediados del siglo V a.C. en la fase última del periodo severo - todavía sin llegar al clasicismo pleno-, desarrolló en Atenas su obra el broncista Mirón.

Numerosas fuentes literarias, entre las que destaca el naturalista romano Plinio, nos han ofrecido descripciones acerca de sus obras y talento, además de informarnos de que ya en aquellas épocas la crítica artística estaba más que de moda.


Así nos dice Plinio:


“Créese que fue éste, Mirón, el primero que incrementó los rasgos tomándolos de la realidad. Cultivó en su arte un mayor número de temas que Policleto y se cuidó más de la simetría. Sin embargo, también él se ocupó de la estructura corpórea y no llegó a expresar las emociones del alma. En su tratamiento del pelo de la cabeza y del pubis no mejoró las toscas formas que se venían repitiendo desde antiguo.

Plinio, Historia natural, XXXIV, 58.



 

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De todas las obras que las fuentes literarias atribuyen a Mirón, la más relevante es su discóbolo, o lanzador del disco olímpico, estatua erigida en honor del héroe Hyakinthos (Jacinto amante de Apolo) que murió mientras arrojaba el disco.

Como hemos visto ya en varios casos que dan nombre al estilo como severo, el rostro del discóbolo no coincide en absoluto con su actividad, o como diría Plinio, “no refleja las emociones del alma”.


Parece como si a los griegos les llevó un tiempo coordinar alma y cuerpo. Vemos al discóbolo con el rostro completamente relajado e impasible mientras realiza con su cuerpo un complejo y esforzado movimiento,

Del esta espléndida estatua ha llegado hasta nosotros la famosísima copia romana conocida por todos, pero no sólo ella.


Se conoce una estatuilla de bronce y también varias representaciones de esta misma escultura en gemas.


Mirón decidió inmortalizar una escena poco frecuente, al atleta en el momento inmediatamente anterior al lanzamiento del disco, cuando la mano derecha lo impulsa hacia atrás justo antes de voltearlo con rápidos giros. El joven se agacha, contrae el cuerpo, apoya en el suelo el pie derecho y los dedos del izquierdo.

La composición escultórica se realiza a través de elementos geométricos: triángulos y arcos de circunferencia, dibujando además un claro zigzag de la cabeza a los pies. Las piernas dobladas y los pies que se cruzan forman triángulos al igual que el torso con la cabeza y el muslo; los brazos y la cabeza describen arcos de circunferencia.




Se trata de una representación abierta que rompe claramente con la norma de la frontalidad arcaica, aunque posee un punto de vista preferente.

El modelado de la escultura todavía es algo plano e inexpresivo, aunque quizá en el original, hecho en bronce, alcanzara mayor dinamismo con el juego de luces y sombras.

La figura resulta idealizada y proporcionada, con un canon esbelto y poco musculoso. Se trata de una oda antropocéntrica que embarcó a los griegos en una búsqueda de armonía en todos los aspectos de la vida: el arte, la filosofía y la política.


Obras como las de Mirón darán paso a la formación y creación de un estudio anatómico y de movimiento perfecto durante la época clásica y estos parámetros se llevarán muchos más allá en el helenismo cuando el dramatismo, la agonía y el movimiento se lleven hasta sus últimas consecuencias.

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