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La mejor forma de defender la filosofía es... conocerla

Actualizado: 13 mar 2019

Vivimos tiempos difíciles para la filosofía, pero la mejor forma de protegerla es conociéndola, practicándola y compartiendo su riqueza

 

¿Algún momento de la historia ha sido alguna vez propicio para el desarrollo de la filosofía? Si la filosofía es crítica, duda, ruptura y replanteamiento de lo aceptado tradicionalmente, si la filosofía es esa actividad humana consistente sencillamente en dejar campo abierto a una curiosidad insaciable y a la conciencia de la propia ignorancia, ésta nunca ha ocupado ni ocupará, en verdad, un lugar privilegiado en la educación.



Lo que podría ser una muy mala noticia en realidad sólo lo es parcialmente. En la medida en que la filosofía sea domesticada y se torne inofensiva y agradable, habrá perdido su capacidad de incomodar, despertar e inquietar las mentes.


Así que no hay nada nuevo en esta actitud, frecuente en nuestra época, de intentar borrarla del mapa.

Ello no quiere decir, por supuesto, que sus amantes deban despreocuparse y dejar de defenderla pero su estado de "peligro de extinción" no deja de ser un halago a su robusta salud.


La filosofía y la duda jamás desaparecerán mientras el ser humano siga vagando por la tierra pero sí podría desaparecer sin remedio, en nuestro presente y futuro cercano, la posibilidad de que generaciones enteras puedan conocerla en la escuela pública.  


Nada nuevo bajo el sol... ya decía Pico della Mirandola en su Discurso sobre la dignidad del hombre:


"Éstas son las razones, venerados padres, que no sólo me alentaron, sino que me impulsaron al estudio de la filosofía. No las habría expuesto, por cierto, si no debiera responder a cuantos suelen condenar el estudio de la filosofía, sobre todo en los príncipes o en aquellos que en general gozan de cierta fortuna. Todo este filosofar, en efecto, es más bien razón de desprecio y de afrenta -tanta es la miseria de nuestro tiempo- que de honor y de gloria; y esta perniciosa y monstruosa convicción ha invadido a tal punto la mente de casi todos que, según ellos, sólo poquísimos o nadie debería filosofar. " Giovanni Pico della Mirandola, Discurso sobre la dignidad del hombre





Relegada a unas pocas élites, considerada como "alta cultura" inalcanzable o, directamente, condenada al olvido, la filosofía siempre ha sido arrinconada por ser la hija alocada e impertinente de todas las ciencias. O mejor dicho... su madre.

Ahora que parece enfrentar tiempos más duros con los intentos sucesivos de eliminación de los planes de estudios, no podemos evitar preguntarnos ¿qué pasará con aquellos jóvenes que jamás hayan oído de su existencia? ¿qué ocurrirá con las generaciones que nunca hayan sido retadas por su crítica, por su inquietud esencial?


"La única forma de salvarla para las nuevas generaciones es difundirla desarrollando proyectos de toda índole que la saquen más allá de los círculos eruditos y empolvados de las universidades y la entreguen, como el tesoro invaluable que es, a todas la sociedad."


Cuando la población pueda disfrutar una sólida educación filosófica, votará a favor de mantenerla en los planes, la defenderá, la deseará y la exigirá.


La ignorancia es la tumba de la filosofía pero esta ignorancia reinará indemne si sólo un puñado de lugares ofrecen estudios filosóficos y sólo unos pocos elegidos pueden disfrutarla.


¿Qué pasa con todas las personas que no pueden acceder a ellos? ¿Qué ocurre con los que trabajan, con los que padecen algún condicionante que les impide acudir a los "templos" de la filosofía o con los que no se puedan permitir las elevadísimas tasas universitarias?


Desde Alétheia queremos poner nuestro pequeño grano de arena ofreciendo cursos asequibles, amenos y rigurosos que permitan a las personas conocerla y enamorarse de ella.


Nuestra intención es ofrecer la oportunidad de disfrutar de la filosofía clásica, sin deformaciones ni exigencias de popularidad o brevedad, en estado puro mediante la lectura de los textos clásicos que componen su legado.



Estamos convencidos de que esta pequeña iniciativa puede servir para que muchos conozcan su belleza y que todas las personas dedicadas a las humanidades sepan que hay mil formas de difundir el conocimiento en nuestros días.



La tecnología, demasiadas veces demonizada, ofrece una plataforma inigualable para difundir todos los tipos de saber. La filosofía está ahora llamada a adaptarse, a renovarse, a rejuvenecer gracias a las oportunidades brindadas por las nuevas tecnologías de comunicación que logran a todos los rincones a precios bajísimos.


"Pero no sólo eso, sino que las nuevas tecnologías ofrecen además un altavoz al talento que desborda y supera los ámbitos tradicionales, permitiendo una libertad e independencia absolutas a la hora de crear los contenidos y orientar las temáticas."


Una verdadera libertad de cátedra en la que, ante todo, priman los conocimientos y la capacidad de comunicar y transmitir del profesor. En Alétheia deseamos ser también un punto de encuentro para profesionales y divulgadores de todas las ramas que, con rigor y profundidad, quieran contribuir a la divulgación de la filosofía, la historia, el arte y la ciencia.

Lo que no se conoce no existe. Lo que se desprecia se olvida. Lo que se vuelve inútil e inaccesible se acaba sacrificando en el altar del tiempo.

La mejor forma de defender la filosofía en difundirla y enseñarla sin descanso, con pasión, con rigor y buscando las mejores formas de romper las barreras que la mantienen encadenada a los ajados y escasos lugares de estudio académico. 


Conoce todos nuestros cursos aquí.




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