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Centro de Estudios Filosóficos
ALÉTHEIA
Si bien la naturaleza humana se distingue por estar dotada de intelecto, entendimiento y razon, Aristóteles comprende que el ser humano es mucho más que eso.
No sólo somos razón pura sino que también somos cuerpos y de nuestra naturaleza física y corpórea se siguen un conjunto de necesidades y pulsiones que también hemos de tener en cuenta en la ética y, con ella, en el camino hacia la felicidad.
Para diseñar una ética verdaderamente humana hemos de no dar la espalda a nuestro carácter falible y frágil, de ahí que en la fórmula aristotélica del a ética deban ser incluidos los llamados bienes exteriores.
Una vez establecida la importancia del bienestar material, pasaremos a buscar de qué modo podemos volvernos "buenos" desde el punto de vista ético.
Sólo un camino nos conduce hacia la excelencia según Aristóteles: la realización repetida de actos virtuosos de tal forma que su realización se transforme en un hábito y que éste finalmente forje un carácter excelente. El complejo camino hacia su logro es el objetivo del final de esta sesión.