Exposición detallada de las doctrinas que configuraron los principios de la antigua escuela filosófica de los pitagóricos, con especial atención a su consideración de las matemáticas
La escuela de Crotona
Tras su viaje a Egipto, Pitágoras se instaló en la ciudad de Crotona, donde fundó su escuela que rápidamente cobró notoriedad y atrajo numerosos seguidores. Pitágoras no se limitó a instruir filosóficamente a sus alumnos sino que utilizó su influencia con finalidad política hasta el punto de que acabó gobernando la ciudad y estableciendo una estricta teocracia por la cual los ciudadanos debían obedecer las reglas de conducta de la secta.
Se sabe que además de la influencia que ejercía sobre el consejo y sobre muchos ciudadanos, tenía un cuerpo de 300 jóvenes seleccionados entre los discípulos más fieles, que influía en las deliberaciones del consejo. Con el tiempo la popularidad de Pitágoras decayó y estalló una revolución democrática contra su influencia; Pitágoras fue expulsado, pero según dicen, no sobrevivió a la revuelta y murió en el 507 a. C. El gran consejo fue derrocado y se estableció la democracia.
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Discipulado: matemáticos y acusmáticos
Uno de los primeros cambios fundamentales introducidos por Pitágoras en la forma de hacer y ensenar filosofía es su concepción del discipulado. Hasta entonces la tradición filosófica se había transmitido de individuo a individuo, es decir, de maestro a discípulo, habiendo entre ellos una relación de amistad. En cambio, la escuela pitagórica estableció un esquema nuevo según el cual un maestro, situado jerárquicamente por encima, transmitía un saber secreto a una multiplicidad de discípulos iniciados, no extiendo necesariamente vínculos de amistad entre maestros y discípulos. Es decir, Pitágoras fundó la primera escuela de filosofía asentando el futuro modelo de la universidad.
La escuela pitagórica
¿Qué se estudiaba en la escuela de Pitágoras? En esta nueva escuela, no se limitaban a describir el funcionamiento de lo natural sino que en sus enseñanzas se mezclaban elementos ascéticos y sagrados orientados a ordenar un modo de vida determinado. Es decir, la filosofía pasa de interesarse sólo por construir teorías acerca del funcionamiento del mundo material a comenzar a desarrollar la ética, rama que estudia el modo de alcanzar la vida buena. Las normas de conducta que nos lleven a lo mejor para nosotros como seres humanos. El hombre, que para los milesios no ocupaba un lugar primordial, entra en el campo de discusión.
Así, todo aquel que quisiera formar parte de la comunidad pitagórica estaba obligado a aceptar tres cosas fundamentales:
- Una vida comunitaria reglada bajo unas normas determinadas de alimentación y comportamiento.
- Un sistema de iniciación por fases.
- Un conjunto de doctrinas que no podían ser cuestionadas.
Las fases de iniciación
En lo que respecta a las fases de iniciación existían dos niveles o fases de iniciación. Por un lado estaba los acusmáticos, es decir, los que escuchan. Se trataba del nivel iniciático más bajo y en él sólo se enseñaban contenidos éticos y morales de conducta. Es decir, asimilaban la parte religiosa de la doctrina pitagórica. Tenían prohibido enseñar y no tenían acceso a los niveles superiores de conocimiento. Estos estaban reservados a los mathemáticos, literalmente “los que piensan”. Es decir, entre los iniciados se elegía a aquellas personas que estaban dotados de mayor capacidad intelectual y talento para el aprendizaje y sólo a estos se les instruía en el contenido cosmológico, filosófico y matemático de la escuela. De tal forma que el pitagorismo generó una gran masa religiosa y una pequeña élite de filósofo matemáticos dirigentes. Con el tiempo esto generaría enormes tensiones y fracturas entre los que le consideraban que era importante sólo el contenido místico y los que daban más peso a la filosofía. Literalmente al haber menos gente con altas capacidades la secta se desmembró, aunque el componente que pasó a la historia fue el matemático.
Objetivo principal de la escuela: La Salvación
Para comprender adecuadamente el sentido de este movimiento filosófico, hemos de comprender los objetivos perseguidos por la escuela. En primer lugar, la filosofía para Pitágoras y sus seguidores era, antes que nada, la base de un modo de vida pero no sólo eso sino el camino hacia la salvación eterna del alma. Es decir, el conocimiento tenía un objetivo final trascendente –exactamente igual que encontraremos después en Platón. El estudio del hombre y el cosmos se emprende, por tanto, como medio de ayuda y guía para una vida recta, para una vida pura capaz de garantizar el final del ciclo de reencarnaciones.
El hombre y su lugar en la naturaleza
El pitagorismo contiene un fuerte componente de rasgos mágicos que en ocasiones, parecen difíciles de conciliar con el fondo intelectual. Pero este componente no debe ser ignorado ni dado de lado ya que sin su comprensión no podremos entender el elemento más interesante para nosotros: el desarrollo matemático de la escuela.
El contenido ético pitagórico está recogido en la colección de sentencias llamadas Acusmata o Symbota. Aunque adoptados por la secta, la mayoría de estos preceptos son más antiguos que Pitágoras, y algunos de ellos se hallan también en contextos no pitagóricos, como, por ejemplo, en Hesíodo, en las sentencias de los Siete Sabios y en los preceptos délficos. Unos son sencillamente preceptos morales, pero otros tuvieron que ser explicados posteriormente como si tuvieran un significado oculto y oracular en armonía con la moral o los ideales políticos pitagóricos En efecto, muchos de ellos se reconocen con facilidad como primitivos tabús:
Las interpretaciones morales dadas a estas sentencias pintorescas en nuestras fuentes evidencian suficientemente que no tenían nada que ver con ellas al principio. No remuevas el fuego con un cuchillo se pensaba que quería decir: no remuevas las pasiones de un hombre con palabras aceradas. Sentarse sobre la medida de cuartillo equivalía a estar contento con lo que uno tenía o a dormirse sobre los propios laureles. Recoger la ropa de la cama significaba: estar siempre listo para viajar, es decir, listo para dejar esta vida por la futura. Las golondrinas presentaban a los charlatanes, y así sucesivamente.
Prohibido comer habas
La prohibición pitagórica más famosa y comentada era la de comer habas, y de la misma se han dado muchas interpretaciones, algunas de las cuales pueden parecer, a primera vista, oscuras. Aristóteles justifica la elección señalando que las habas se parecían a los testículos, o se comparaban con las puertas del Hades o con el universo entero. Porfirio señala que sus tallos eran completamente huecos y sin nudillos relacionando este hecho con el regreso de las almas de debajo de la tierra, también dice que tenían una naturaleza como el viento o la respiración y, por ello, estaban llenas de fuerza vital; Plinio señala contenían las almas de los muertos. Cuando en el caos creador, al principio del mundo, la vida surgió del limo primitivo, las habas y los seres humanos se originaron de la misma clase de materia primigenia. Existían extrañas supersticiones sobre las metamorfosis que podía sufrir un haba, si era enterrada en tierra, o en estiércol. Según Heraclidas Póntico, podría cobrar forma humana. Otras fuentes nos indican que podría compararse con la cabeza de un niño o las partes pudendas femeninas. Finalmente una leyenda dice que Pitágoras murió huyendo de los habitantes de Crotona, que le apalearon en un huerto de habas.
Metempsícosis o transmigración de las almas
En su Vida de Pitágoras Diógenes Laercio nos habla de un poema de Jenófanes en el que este refiere que Pitágoras, habiendo visto a alguien golpear a un perro le dijo que no siguiera haciéndolo porque en los gemidos del animal había reconocido la voz de un amigo. Es decir, Pitágoras estaba convencido de tras la muerte el alma o psiché sobrevivía y sufría un traspaso a otro cuerpo. La creencia en la concepción dual del hombre como cuerpo y alma y en la subsistencia del alma tras la muerte fue asimilada por la filosofía platónica y rechaza tajantemente por el aristotelismo. Ello nos permite comprender otro rasgo por el que el pitagorismo y el platonismo (Fedón) fueron posteriormente bien asimilados en la Edad Media y por qué otras teorías de tipo materialista o fisicalista fueron rechazadas.
Prohibido comer carne
Más estrecha aún tiene que ser la conexión entre dogma y práctica en su abstinencia de comer carne animal, no solo el precepto más notorio de Pitágoras, sino también el sometido a mayor controversia. Hay una relación inicialmente extraña entre los matemáticos y el vegetarianismo. Descartes era vegetariano y el gran ingeniero del renacimiento, aquel que aplicó sus conocimientos matemáticos a la construcción de máquinas también, Leonardo. Mucha explicación han dado los que nada saben de filosofía y esta es más simple que nada: leyeron a Pitágoras. Los testimonios principales son los siguientes:
“Pitágoras dio muestras de tal pureza y de un aborrecimiento tal del asesinato y de los asesinos, que no solo se abstuvo de comer carne animal, sino que no tuvo relación ni con cocineros ni con cazadores.” Eudoxo, (DK 14.9)
Filosofía como doctrina de Salvación
Según la doctrina pitagórica cada uno de nosotros se encuentra prisionero en su cuerpo independiente, y marcado con la impureza de las formas más inferiores de la materia. ¿Cómo librarnos de ello y hacer más próximo el momento en que nuestra pequeña parte propia se reúna con el todo y seamos nosotros mismos dioses? ¿Cuál es el camino de la salvación? La respuesta de Pitágoras será la de la salvación a través del conocimiento, es decir a través de la filosofía. De hecho él fue el primer pensador en usar el término filosofía tal y como nosotros lo conocemos. Hasta entonces simplemente era un sinónimo de curiosidad. Así, para Pitágoras, la filosofía pasa a ser una forma de 'purificación' y un modo de escapar del 'ciclo'.
Es propio de una interpretación religiosa de la filosofía decir que esta es una actividad que “nos prepara para la muerte” o es un “cuidado del alma.” Cuando veáis este tipo de afirmaciones en autores contemporáneos es sencillo saber que estamos ante una corriente neoplatónico-pitagórica. La otra corriente simplemente no acepta la existencia del alma o de su supervivencia tras la muerte, así que no hay que cuidarla.
Para Pitágoras, pues, la purificación y la salvación del alma no dependen, meramente, como en los cultos mistéricos, de la iniciación y la pureza ritualismo sino que ahora pasan a depender del conocimiento que cada individuo debe esforzarse por alcanzar por sí mismo, de la filosofía. No hay salvación mística sin conocimiento.
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