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¿Cómo estudiar a los presocráticos?

Los albores de la filosofía occidental representan uno de los periodos más importantes y a la vez complejos para su estudio. A continuación analizamos las fuentes y principales dificultades de análisis



¿CÓMO ACERCARSE ADECUADAMENTE A UN PERIODO TAN REMOTO?


Antes de iniciar el estudio de la filosofía presocrática debemos preguntarnos cómo podemos acercarnos y de qué forma debemos abordar el pensamiento de un periodo tan lejano.

Para reconstruir correctamente el pensamiento de un filósofo necesitamos sus palabras, sus textos, sus libros... necesitamos fuentes escritas y referencias en las obras de sus contemporáneos y seguidores, de lo contrario, todo lo que digamos acerca de él será pura fantasía. Sin embargo, nuestro conocimiento del periodo arcaico de la civilización griega es extremadamente fragmentario y varía enormemente en lo que hace a su fiabilidad.


 

Antes de continuar con nuestro estudio de la filosofía presocrática, si estás interesado en este apasionante periodo de la historia de la filosofía, te recomendamos estos dos magníficos cursos que abordan desde un punto de vista académico riguroso la totalidad de los autores que componen el periodo y en los que se leen todos los fragmentos conservados.


¡Dos verdaderas joyas que no debes perderte!








1. EL PROBLEMA DE LAS FECHAS


La primera dificultad radica en las fechas. Nuestro sistema contemporáneo para contabilizar los años data del siglo VI de nuestra era, el llamado calendario gregoriano, que fue construido desde un perspectiva cristiana, eligiendo la fecha aproximada del nacimiento de Jesús de Nazaret como año cero y con la mirada pesta en el futuro. Es decir, el sistema para contabilizar en negativo los años antes de cristo no se usó hasta el siglo XVII y a la hora de confeccionarla, los historiadores sólo pudieron servirse, para establecer las fechas de las batallas, constituciones y nacimientos en los antiguos textos griegos. Sin embargo, cada polis griega usaba un criterio completamente diferente para contabilizar los años: nacimiento de un rey, fundación de una ciudad. No fue hasta el siglo V cuando se adoptó el sistema común de las olimpiadas, aunque ello tampoco significó una gran solución.

Por ello, a lo largo del curso veremos fechas que serán siempre aproximadas, sobre todo en lo que hace a los datos acerca del nacimiento. Es muy común consultar dos libros distintos y que en ellos las fechas difieran, pero no pasa nada, son cálculos aproximados porque absolutamente nadie tiene la certeza respecto a esto.



2. EL PROBLEMA DE LAS NOTICIAS Y LOS FRAGMENTOS


En segundo lugar, el segundo gran problema que presenta el estudio de los presocráticos es que salvo algunas escasas excepciones no conservamos, de ninguno de ellos, una obra completa. Sólo han llegado hasta nosotros fragmentos, frases, a veces con suerte párrafos algo más largos, extraídos de sus obras originales y en muchos casos descontextualizados.

Es decir, el número de documentos originales de esta época es irrisorio, casi nulo, todo lo que sabemos de los presocráticos se lo debemos a los comentaristas de épocas posteriores que, en algunos casos relatan las teorías de un pensador concreto y otras copian literalmente fragmentos de los libros que ellos sí tenían delante. Así, las referencias conservadas del pensamiento presocrático se dividen desde el punto de vista historiográfico técnico en dos tipos:

Fragmentos: los fragmentos son citas que los especialistas consideran literales, es decir, extraídas tal cual y sin alteración de los libros originales de los filósofos.

Noticias: las noticias en cambio son explicaciones de sus teorías. Para que lo comprendamos, el más importante compilador del pensamiento presocrático, y el más cercano cronológicamente a ellos es Aristóteles que en toda su obra, siempre que va a tratar un problema -para nuestra suerte- siempre se cuidaba de hacer un repaso de lo que habían dicho sus predecesores acerca de ello. Así, gracias a Aristóteles hemos conservado una información valiosísima, pero… en qué medida esta está intacta y es pura en su planteamiento no lo sabemos. ¿Pudo haber alterado Aristóteles algunas ideas para hacerlas casar mejor con su argumentación? Evidentemente si, por supuesto, y sobre todo si vemos las enormes críticas que el Estagirita lanza sobre sus antecesores. Así que, antes de saltar al estudio de los presocráticos hemos de comprender que las noticias son nuestras fuentes más extensas y que estas noticias datan de tres periodos fundamentales que nos muestran la inmensa distancia temporal entre los comentadores y los autores:

- Noticias del periodo griego antiguo clásico: es decir, entre 200 y 300 años después de los presocráticos

- Periodo romano: dependiendo de los autores hablamos de una distancia temporal que oscila entre los 500 y 800 años de separación

- Periodo medieval: más de 800 años en algunas fuentes.

Ya con esta simple puntualización vemos que el estudio del periodo representa una enorme dificultad historiográfica y cualquier simplificación nos puede llevar a estudiar más bien caricaturas de su pensamiento.



3. EL PROBLEMA DE LOS COMENTADORES

Dicho esto, los propios comentadores representan un problema en sí mismos ya que, como hemos visto hace un momento en el caso de Aristóteles, cada vez que sacan a colación el pensamiento de un filósofo anterior suele ser, en la mayor parte de los casos para criticarle.

- El más antiguo autor que recoge noticias de los presocráticos el Platón. En sus diálogos es muy común encontrar referencias a Heráclito, Parménides o Empédocles, pero en la mayor parte de los casos se trata sus ideas con ironía o, directamente, para burlarse de ellos.


- El segundo comentador es, el discípulo de Platón Aristóteles, que en la Metafísica repasa muchas de las teorías anteriores pero esta exposición está plagada de sus propios juicios aunque, como veremos, es uno de los testimonios más valiosos que tenemos y en los fragmento conservados Aristóteles es omnipresente.


- Teofrasto, discípulo de Aristóteles y director del Liceo tras su muerte, escribió una importantísima fuente de información, su obra titulada Opiniones de los físicos en la que tratóa los diferentes pensadores en un orden cronológico aproximado, añadiendo su ciudad, patronímico y, a veces, su fecha y mutua relación.

La mayor parte de los datos acerca de la vida, la información biográfica sobre los presocráticos proviene de Teofrasto. Otras fuentes posteriores de gran importancia, pero alejados en el tiempo son Séneca, Cicerón, Aecio o Hipólito, Diógenes Laercio, Sexto Empírico. A medida que trabajemos sobre los textos lo veremos en detalle, pero quería llamar la atención ya desde el comienzo sobre este punto dificultad, que, sin embargo, no es el último.



4. TRADUCCIONES MEDIEVALES

En cuarto lugar hemos de tener en cuenta que cuando vamos a la librería y compramos un bonito libro titulado “fragmentos de los presocráticos” lo que tenemos ahí es una traducción al castellano, es decir, una transformación del texto una flexión del mismo y una distorsión de su significado para ser vertido a una lengua moderna con una distancia de dos milenios y medio entre su versión original. Es decir, los filólogos no sólo traducen al castellano sino que traducen al castellano contemporáneo cambiando palabras para que nos resulte inteligible.

Lo ideal, sin duda, y lo absolutamente obligatorio para los investigadores es leer los fragmentos en griego, en el griego original.

Peeeeero… en la mayoría de los casos eso de “original” tampoco es posible ya que los fragmentos presocráticos y las obras en las que estuvieron recogidos salvando el paso de los siglos, han protagonizado un periplo absolutamente increíble en lo que hace a su desplazamiento geográfico y lingüístico.

Como bien hemos tratado en profundidad en otros cursos, pero merece la pena enfatizarlo aquí, lo que conservamos no son textos originales sino traducciones medievales. Tras la caída de la Grecia clásica los manuscritos y libros originales fueron destruidos por el lento paso del tiempo y la despreocupación por la filosofía durante el imperio romano. Atenas siguió siendo el centro de la cultura europea y a ella acudían estudiantes de todo el mundo conocido para formarse, pero, junto a Pérgamo y Alejandría, formaba la tríada en la que de forma casi exclusiva se protegía el saber europeo. Las dos últimas entraron en decadencia y sucesivos incendios destruyeron sus tesoros documentales.

En el siglo VI de nuestra era, la mayor parte del legado griego estaba en manos de los académicos de la vieja Atenas. Sin embargo, en el año 527 llegó al trono del imperio romano de occidente, Justiniano un joven emperador con pocos apoyos y mucha necesidad de establecer su poder. Con este fin, Justiniano entabló una alianza con la Iglesia que ponía a su servicio su amplia red administrativa a cambio de unos cuantos requisitos. Entre ellos estaba, nada más y nada menos que la expulsión automática de tierras cristianas a todos los cultos y escuelas paganas. Entre ellas, por supuesto, las escuelas de filosofía que sobrevivían en Atenas protegiendo el legado textual.

Los filósofos expulsados tuvieron que huir a oriente, a las tierras más alejadas posible donde el cristianismo no tuviera poder y se refugiaron en la actual Siria, en la ciudad de Harran donde inauguraron nuevas escuelas de filosofía y comenzar a hacer de nuevo lo que hacían en Atenas: dar clases de filosofía.

Pero claro, sus clientes ya no eran griegos así que comenzaron una labor de traducción de los textos del griego al siríaco. En el 622 de nuestra era una nueva religión hizo aparición en el contexto cultural europeo, el Islam comenzó su rápida expansión tomando rápidamente las antiguas zonas helenizadas donde se refugiaban los filósofos. Los califas árabes mostraron un enorme interés por los conocimientos griegos de medicina, matemáticas, arquitectura, botánica y filosofía, por lo que ordenaron la traducción del siríaco al árabe.

En el otro extremo del mundo conocido, en la Europa latina cristiana, la filosofía había sido literalmente erradicada.

A medida que los musulmanes se expandieron por Europa, fundaron enormes bibliotecas y se situaron, trayendo de nuevo a su casa, la filosofía, por ejemplo, en la península ibérica. Tras la caída de la civilización islámica, los textos fueron recuperados y traducidos del árabe al latín, y de ese latín a cada una de las lenguas modernas que hoy en día manejamos en traducciones que se han ido actualizando cada 20 ó 40 años.

Además es necesario tener en cuenta que dos de las lenguas que asimilaron los textos, el latín y el árabe, eran lenguas inmaduras desde el punto de vista filosófico cuando lo hicieron, hecho que les provocó enormes dificultades de traducción ya que literalmente no tenían la vasta complejidad de vocabulario y sentidos que tenía el griego clásico.

Por tanto, todo trabajo sobre las teorías de los que primero filosofaron debe empezar teniendo en cuenta el inmenso trabajo filológico e historiográfico que hay detrás de nuestras traducciones y también, sabiendo que hoy en día en los congresos de i investigación siguen discutiéndose los significados de traducciones de estos textos. No está dicha la última pregunta. Continuamente se descubren fragmentos o traducciones alternativas o caen en entredicho algunas autorías. Quizá en la calle no se note, pero el mundo filosófico arde en encendidas polémicas y debates. Si imagináis un congreso de filosofía antigua como una plácida reunión de eruditos de barba blanca que toman té con calma y orden, no tiene nada que ver con eso.

Numerosas nuevas técnicas de lectura de materiales hasta hoy inaccesibles, microscopios atómicos de barrido, fotografía de alta definición e incluso, tratamientos con aceleradores de partículas que proyectan haces de partículas sobre los viejos textos, revelan cada día más y más materiales. El debate sigue vivo y por ello no debe ser contemplado como una materia estática.




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