Explicación detallada de las tesis filosóficas sostenidas por Fredrich Nietzsche en una de las obras capitales del pensamiento filosófico contemporáneo y análisis de los conceptos nucleares de la misma.
Pocos libros han tenido el destino de transformar radicalmente el pensamiento humano tras su publicación, pocos han marcado generaciones y han dado lugar a un giro en la visión del mundo.
Entre esos pocos libros, imprescindibles, únicos y vitales para comprender el camino de la humanidad se encuentra Así habló Zaratustra la obra magna de uno de los principales filósofos occidentales: Friedrich Nietzsche.
Escasamente comprendido en toda su dimensión y frecuentemente malinterpretado Así habló Zaratustra es un texto a primera vista asequible para todo amante de la literatura. Su estilo novelado, lleno de poéticas intervenciones engaña a muchos lectores que, sin embargo, pueden verse atrapados en un caos absoluto de incomprensión.
Ello se debe a que, a pesar de su apariencia Así habló Zaratustra es un libro de filosofía, un complejísimo libro de alta filosofía que condensa en cada una de sus palabras más de 2500 años de tradición filosófica. Bajo la aparente sencillez de sus líneas se oculta una densa complejidad técnica que requiere del lector un conocimiento sólido de la filosofía griega, medieval y moderna.
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Precisamente porque muchos toman un primer contacto con Nietzsche sin una formación adecuada, surgen tantos malos entendidos y tantos prejuicios en torno a una de las obras capitales del pensamiento contemporáneo.
La filosofía es una disciplina, una rama del saber que prácticamente nació con la cultura occidental y que está estructurada en torno a una tradición de la que forman parte nombres tal ilustres como Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Spinoza o Schopenhauer.
Todos estos pensadores forman parte del universo conceptual de la obra de Nietzsche y sin su conocimiento suficiente Así habló Zaratustra se transforma en una obra absurda e incomprensible. Hay que jugar al juego de la filosofía para leer un libro de filosofía.
Tema central de Así habló Zaratustra
Una vez señaladas las advertencias necesarias que todo lector debe conocer antes de zambullirse en la obra de Nietzsche, es hora de analizar Así habló Zaratustra en detalle. El tema central en torno al cual gira toda la obra es la crítica, reinterpretación y transvaloración de los valores que han sostenido la tradición occidental hasta el siglo XIX, valores ya caducos que lejos de permitir y garantizar la felicidad del hombre lo han sumido en un profundo pesimismo y asco por la vida.
El reconocimiento de este problema y la necesidad acucian de iniciar vías de solución marca el núcleo fundamental de la argumentación filosófica de esta obra.
Las cuatro partes en las
que se divide el Zaratustra
La gran obra de Nietzsche está subdividida en cuatro partes que dibujan la evolución desde la comprensión de la decadencia occidental y la caída de los antiguos valores hasta la superación que implica la llegad del superhombre.
1. Muerte de Dios
En la primera parte de la obra, usando diversas metáforas e imágenes Nietzsche muestra al lector el derrumbamiento de la idea de Dios en occidente, tal y como ésta había sido mantenida por las religiones de origen occidental y la filosofía construida posteriormente sobre ellas.
La muerte de Dios implica el olvido, la inoperancia de los valores antiguos que han quedado desacreditados, que resultan inútiles e inoperantes para el hombre moderno.
2. Voluntad de poder
La segunda parte de Así hablo Zaratustra consiste en la toma de conciencia de que la humanidad no puede seguir avanzando, seguir soportando su historia sobre valores moribundos. Es necesario que cada individuo tome conciencia de la absoluta e inevitable necesidad de crear nuevos valores. Es hora de que el ser humano deje de ser un espectador pasivo de la historia y recupere su voluntad de poder.
3. Eterno retorno
La tercera parte consiste en la revelación de Zaratustra de la doctrina del eterno retorno. Una compleja reinterpretación de la temporalidad que permite reformular la dimensión ética de los valores.
3. El superhombre
Finalmente, la aurora, el final de un mundo y el comienzo de algo nuevo es ejemplificado metafóricamente por Nietzsche en la figura del pastor que consigue morder y escupir la serpiente negra que se ha introducido en su garganta. El superhombre simboliza una nueva etapa de la realidad en la que el ser humano es capaz de construirse un nuevo mundo.